martes, 18 de septiembre de 2007

Mataron a un niño de 11 años, y con él al espectáculo

Una bengala disparada desde la hinchada de Barcelona impactó a Carlos Cedeño Vèliz de 11 años de edad y le arrancó la vida de inmediato. Las autoridades están tratando de aprehender al asesino que la tarde del domingo mató a un ser que apenas y estaba empezando a vivir.

Gracias a las tomas de algunos medios de comunicación se ha podido tener una imagen bastante clara del agresor y de los hechos sucedidos en el Monumental.

Desde la tarde las cosas ya marchaban mal. Pedradas iban y venían entre hinchas de Barcelona y Emelec. La violencia inició en los exteriores del estadio donde la insuficiente policía no encontraba la manera de contener a las hinchadas rivales.

Será que es tan difícil montar un operativo de seguridad decente, al parecer sí, sin embargo, en otros países como en Argentina o Chile (ni que decir de Europa) para partidos de gran convocatoria y lamentablemente de alto riesgo como los clásicos los operativos policíacos empiezan desde el día anterior. Se acordona el perímetro del estadio para evitar la infiltración de armas, licor, drogas desde el día anterior, se hacen cacheos verdaderos, no únicamente a los hinchas si no también a los vendedores ambulantes dentro y fuera del estadio. Se divide el ingreso de las hinchadas para que no se puedan encontrar y así evitar la confrontación, se dan verdaderas recomendaciones de no llevar niños, ir ligeros; no se organizan un montón de ruedas de prensa para anunciar operativos de seguridad que luego fracasan.

Ya había un precedente, lo sucedido en el Capwel era como para tomar en serio la seguridad de los aficionados. Pero todos nos preguntamos: ¿Qué maldita sea pasa? Ha sido necesario que muera una persona para que ahora sí se tome en serio el asunto, hay que esperar lo peor para reaccionar, así como los policías esperan a que las cosas se salgan de control para de ahí sí repartir porrazos, patadas, gas, lanzar perros y caballos. Se debe pensar en la prevención para evitar la represión, que es lo que le gusta a nuestra fuerza pública.

Hay que tomar medidas inmediatas, sancionar a los encargados de la seguridad, al burro del árbitro por no parar el partido cuando le informaron lo sucedido y al asesino deben sancionarlo sin dudar.

Se debe contratar seguridad externa para los estadios con empresas privadas. Que actúe la FEF, que de todo lo recaudado con la selección se invierta algo en la seguridad de los aficionados, porque con la policía nacional (que da más miedo que los mismos delincuentes) con la seguridad que ponen en los estadios los clubes, definitivamente no basta. Que se le pida colaboración a los marinos o a la milicia, que al fin y al cabo no hacen mucho que digamos, porque por las fronteras el contrabando de gas y productos sigue o no.

1 comentario:

Edd Stargazer dijo...

Y siempre en los programas deportivos se decía: "hasta que no muera alguien, no se tomará en serio lo de la violencia en los estadios"... bueno, para desgracia murió un niño, ¿será que ahora sí la cosa va en serio?... ojalá. UNo se pone a pensar las veces que ha ido al estadio y se ha salvado de bengalas, botellas, piedras,etc. Y lo que parecía un acto de heroísmo y suerte ahora pone demasaido a reeflexionar... pudo haberle pasado a cualquiera