Sorprende, porque normalmente uno de los dos, Emelec o Barcelona, entra a la liguilla. Barcelona no había faltado desde hace 28 años (desde el 79).
Aunque, ya desde el inicio del campeonato nacional se pudo notar que los hermanos del astillero no estaban para grandes logros en este año.
Emelec inició con un presupuesto paupérrimo, manejando economía de cocinera como se decía en el argot popular. Por lo que se vio obligado a traer jugadores baratos, de medio pelo, jóvenes sin nombre ni referencias que puedan hacer soñar (esperaban que pase con ellos lo que con Escalada y Mondaini, pero eso fue un golpe de suerte).
No se reforzó el “Bombillo” más bien se desarmó. Y eso se evidenció, primero en Copa Libertadores donde no trascendieron y se fueron tempranito sin pena ni gloria, luego en el campeonato donde siempre ocuparon planos secundarios.
A Torres Garcés lo despidieron, Pizarro ni se posesionaba y tenía los días contados aunque ganó algunos cotejos. Inestabilidad desde los directivos azules hasta sus técnicos.
A pesar de recibir una capitalización importante en la segunda etapa no fue suficiente, se trajo a Segura, Guagua, Fernández, Juárez (que ya juega parado), Asprilla y al D.T. Carlos Sevilla (quien dejó pateado al “Guacamayo”).
Fue tarde cuando se quiso salvar al “bombillo”, la caída era inminente, pues desde el principio se palpó que las cosas no iban a caminar. Sin embargo la hinchada azul estuvo fiel, siempre allí acompañando con más de lo que se le podía exigir. Recuerdo que viajaron hasta Argentina para verlo a Emelec enfrentarse allá con Vélez en Liniers.
Barcelona arrancó con un mejor norte que Emelec. Pues su presupuesto aparentaba que las contrataciones serían más lustrosas. Y si bien se contrató a muchos jugadores, estos no eran de mucho renombre o prestigio: Cortez, Mina, Gámez, Cotera, Marlon Ayoví (cansado desde que llegó), Cholo Vera quien regreso para volver a fracasar, “Ventarrón” Quiñones, Paredes, Lastra; estos tres últimos miembros honorables del club de la pachanga. Cabe recalcar que los jugadores mencionados fueron contratados por los directivos de Barcelona sin consultar con el técnico, primer error descomunal.
Luego se contrató a Bernuncio que cayó por su inexperiencia y porque trajo paquetes que no dieron la talla en el “ídolo”. Luego llegó Cubilla, y así empezó el cuadro torero con su mal acostumbrado maratón de técnicos. Cubilla se fue, que porque estaba viejo, fuera del fútbol contemporáneo. Extraño pues al primero; Bernuncio, se lo echo por ser muy joven, al otro por pasado de revoluciones, nadie lo entiende; es que son medidas para tapar las indisciplinas de los jugadores irresponsables y la incapacidad en la organización del club.
Luego regresó Jacquet, quien ya fracasó en la temporada 2006. Incomprensible esa disposición de volver a traer técnicos que ya fallaron. En fin, junto al paraguayo vinieron: Cesa, “Chelo” Delgado (los dos con un arranque deslumbrante y un final de llorar) y… ah Troadio Duarte, que no se alejó mucho de lo que se pudo ver con los Gonzáles y Demus que trajo antes Bernuncio.
Barcelona se hundió en la mediocridad de sus jugadores, en los desatinos de sus dirigentes, en los relajos de sus hinchas y en la presión de la prensa: deportiva, que juzga como hincha y de la prensa rosa, que mete sus garras en todo, ufff.
Roggiero ya se va del Club “torero”, muchos lo han pedido el accedió y cumplirá su palabra. El dirigente tiene responsabilidad en el fracaso, en dos años al frente de Barcelona no consiguió nada plausible, pero es necesario recordar que Roggiero tomó el barco cuando Isidro Romero lo abandonó, entonces nadie quería hacerse responsable, esto para quienes ahora se cortan las venas y dicen que aman al club y que quieren acogerlo.
Barcelona necesita un saneamiento total, de ahí deben salir unos cuantos roedores que no le hacen bien a la institución y al fútbol en general. Hay tiempo para ya empezar a buscar técnico, nuevos jugadores, reorganizar divisiones menores y directiva del cuadro torero. En Emelec igual, no hay que desaprovechar el tiempo. Lo primero asegurar la parte económica y luego crear un plan de trabajo bien pensado y que sea viable hay que mirar a las formativas y hacer un esfuerzo para traer jugadores laureados, como se hacía en otras épocas.
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